Llevábamos tres años viendolos constantemente por la zona y sospechábamos que por algún lado estaba el nido. Ayer, por fin, logramos encontrarlo. Los dos ejemplares de Milano negro (Milvus migrans) se dedicaron un buen rato a prepararlo para la nueva temporada de cría.
Situado en un lugar que no podríamos ni imaginarnos, por la proximidad a una zona habitada, fue posible contemplar el nido desde una distancia de seguridad razonable para grabar a la pareja sin molestar a las aves.
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