Un año de paso otoñal flojo. Pero la búsqueda de migrantes depara a veces otras sorpresas. El 5 de septiembre, como otros sábados, me acerco a la playa de Serantes y descubro, volando lentamente sobre el arroyo un Aguilucho Lagunero (Circus aeruginosus). Pronto desaparece y decido montar la cámara en la ventanilla del coche y aguardar. Mientras, contemplo un nutrido bando de Pardillos (Carduelis cannabina). De pronto alzan el vuelo agitados y la causa de tal algarabía se posa delante de mi. Un Gavilán (Accipiter nisus) decide descansar un rato posado en una rama, así que le doy al botón y enfoco a mano, para que la mata de Cenoyo (Foeniculum vulgare) no confunda al automático.
Del Lagunero no supe más, pero pude disfrutar del Gavilán un buen rato.