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19 de abril de 2014

En la arena escribí mi nombre...

Somos un mamífero extraño. Somos diurnos. Y en nuestro entorno los mamíferos no domésticos son preferentemente nocturnos. Tal vez para no coincidir con el extraño mono desnudo. Son animales olfativos. Las aves son, salvo excepciones, animales diurnos que se basan en la vista y el oído para percibir el mundo exterior, como nosotros. Tal vez eso explique por que hay muchos más ornitólogos que mastozoólogos (mamiferólogo suena muy feo).
Dejando aparte avistamientos como los de la entrada anterior lo más común es, que de los mamíferos,  encontremos sólo rastros de su actividad o sus huellas. Confieso que no soy un experto en rastros, pero en el caso de los que aquí aparecen casi podría descifrarlos. De todos modos la lección que me impartió Pablo Fernández in situ fue decisiva para entender que y quien había pasado camino de la playa de Penarronda.


Huella de Tejón (Meles meles)

Huella de Nutria (Lutra lutra)

A la izquierda el rastro de la nutria, a la derecha el del tejón, ambos se alejan de la playa.
En medio rastro de, al menos, dos humanos (Homo sapiens).

A la izquierda rastro de tejón camino de la playa (superpuesto rastro de Homo sapiens)
A la derecha rastro de tejón alejándose  de la playa
Cagarruta de Nutria (Lutra lutra)

Cagarruta de Nutria (Lutra lutra)

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