Todos le conocemos. Todos sabemos su nombre. Todos conocemos su canto. Pero raramente lo vemos. Sólo cuando abandonan el nido donde unos padres adoptivos se han matado a cebarlo se deja ver. Pero incluso entonces es muy desconfiado, y vuela a la menor señal de peligro. Llevaba varios días rondado por los alrededores, pero me costó atrapar su imagen. La lluvia de la mañana parece que lo tornó confiado, o quizás más descuidado. Por la tarde, tras paciente espera, logramos contemplarlo en toda su estraña belleza. Con ustedes, un joven Cuco (Cuculus canorus).
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Soportando la lluvia con paciencia |
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Se acabo el agua. |
2 comentarios:
Hola
Pues ha quedado precioso; tienes toda la razón: escuchar se escucha bien y a veces hasta cerca nuestro, pero dejarse ver... o ya poder fotografiarlo decentemente cuesta mucho.
un saludo amigo
Hola, guapas fotos si señor, a ver cuando quedamos un dia pa ver páxaros, saludos
pablomikigarcia@hotmail.com
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