El domingo no sólo trajo a los gorriones molineros de la anterior entrada. También gaviotas. Claro está que para ver gaviotas es suficiente acercarse a alguna playa, por supuesto antes de que aparezcan los paseantes de perros. O buscar alguna finca en la que hayan "surriado" recientemente; es casi increíble la rapidez con que las gaviotas detectan las fincas sobre las que se vierten purines, o se aran. También algunas fincas que permanecen tiempo sin labrar y con vegetación arvense son lugar de concentración habitual de gaviotas. Curiosamente estas tienden a agruparse por tamaños. O aparecen las grandes (Patiamarillas y Sombrías), o las pequeñas (principalmente Reidoras). Así que decidí parar al borde de una de estas fincas, próxima a la playa de Penarronda. Tocaban gaviotas pequeñas, y entre las abundantes Gaviotas Reidoras (Larus ridibundus) se encontraba un nutrido grupo de Gaviotas Canas (Larus canus) y una media docena de Gaviotas Cabecinegras (Larus melanocephalus).
Todas ellas aparecen en Entrambasauguas como invernantes. La Reidora está presente casi todo el año y es la más frecuente de las tres, con unos 2000 ejemplares que se concentran en las rías del Eo y Navia. La Cana es mucho más escasa y aparece en la rasa más occidental (el mejor sitio de Asturias para localizarla), en los concejos de Castropol y Tapia; este invierno está siendo frecuente y seguramente pasa de los 100 individuos. La Cabecinegra es la más rara de las tres, pero cada año se ven más ejemplares.
Gaviotas reidoras adulta (al frente) y de primer invierno.
Reidora (al frente) y Cabecinegra adultas.
Gaviota Cabecinegra adulta
Gaviota Cabecinegra de primer invierno.
Gaviota cana de primer invierno.
Y al final, la lluvia...
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